O lo que es lo mismo, el antiguo Hotel Victoria. Después de que una gripe… intentara acabar conmigo
(por el momento, no lo ha conseguido… pero la batalla no ha tocado a su fin,
por lo que seguiré informando…) hoy me encuentro con fuerzas para reprender la
actividad y hablaros del Victoria, uno de los hoteles más taurinos de Madrid.
Los hoteles son a la Fiesta, lo que los garbanzos al cocido
(vaaale… no me ha salido un símil muy glamuroso… será el frío!)… en ellos se
organizan charlas, se entregan premios y lo que es más importante… se hospedan
los toreros. La recepción, los salones adyacentes y los propios aledaños son un
auténtico hervidero los días de corrida. Antaño, ese privilegio lo ostentaba en la capital entre otros, el Gran Hotel Reina Victoria. Uno de sus huéspedes
más ilustres ocupaba sistemáticamente, la 220. En ella el “Monstruo de Linares” cumplía cada tarde escrupulosamente con el
ritual antes de encaminarse a la Plaza.
Pero todo en esta vida, tiene un precio. O eso es lo que
debieron pensar los dueños de la cadena Meliá
cuándo pusieron encima de la mesa una suculenta cantidad de dinero para hacerse
con uno de los hoteles más taurinos de la capital. La cadena quería convertir
el legendario hotel (de magnífica ubicación, preciosa arquitectura y excelentes
posibilidades…) en uno de sus buques insignia. Hacía no demasiado tiempo los
Directivos del grupo que años atrás formara Escarrer, habían decidido crear una nueva división a la que denominaron
ME By Meliá.
Una importante apuesta para satisfacer las necesidades de un
turismo que cada día más, busca en sus desplazamientos vivir experiencias
relacionadas con el arte, el diseño, la música, la cocina, etc. Así pues, el
Hotel Victoria pasó a transformarse de esta forma, en el Me Madrid. A buen seguro, uno de los hoteles más vanguardistas y
modernos de la ciudad.
Aunque el espíritu del Victoria, nunca murió del todo. Las
reformas acometidas en el edificio pasaron por tirar abajo prácticamente todo
el interior para rediseñarlo de nuevo y así, optimizar el espacio y sacarle
mayor partido. Cuando el orbe taurino lloraba desconsolada la pérdida de uno de
sus bastiones… se obró el milagro en forma de cabezas de toro que todavía hoy…
cuelgan de las paredes de uno de sus salones.
Los hay que pensaran (y no les falta razón) que 2cabezas2, después
de tanto… saben a poco. Quizá tendrían que haber respetado un poquito más la
esencia, máxime cuando la “muestra” (por las dos cabezas) gusta, me consta que
despierta la curiosidad de todo el que allí se sienta. Pero los nuevos dueños…
prefirieron otros huéspedes y el orbe
taurino… tuvo que buscar nuevos emplazamientos… si será por hoteles en Madrí,
verdad?!?
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